miércoles, 17 de septiembre de 2008

DEBAJO DE LA PIEDRA


Que será de las tardes cuando fui
de niño a conocer el mundo inmenso
debajo de la piedra donde me parecía imposible
que toda la vida se amontonara.

Que será de las guayabas y los naranjales del jardín de mi casa.
Alguien estará levantando la vida debajo de la piedra,
confundiendo naranjas con el sol
cerrando los ojos para ver todo el caribe en el olor de la guayaba.

Qué será de Müller quien decía cada tarde
versos del Fausto para sentir en alemán.
O Seine imponiendo con su alma
la entonación melindrosa y aguda
de Paul Valerie.

Dónde están los ojos jesuitas del Padre Julián
con su Ruth trabajando en el campo,
domados los jardines de la ira.

Dónde estará mi amiga Georgè Toynbee
citando de memoria a Pope frente al lago de Ginebra
cuando debió estar hablando de Rosseau.

Dónde está Gerardo para inventar como Voltaire
un dios.

La mano de la amiga en el beso que olvidé
el cuerpo descubierto en el mar de madrugada
las tardes vueltas a esconder debajo de la piedra
con el susto de que la vida inmensa me vuelva a sorprender.

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