lunes, 23 de junio de 2008

SUEÑO QUE

Llego a la mañana con lo ojos encendidos
de guardar la madrugada en los pensamientos
Se posan en los mangos del jardín.
No vuelan más, casi no cantan.
Se quedan cargados de noches
impedidos de revolotear entre las brisas y las alas.
Vuelvo al verso desde la luna sigilosa
durmiendo al lado, bajo las sábanas.
Se escapan con el secreto en la tibieza simple
los abrazos en blanco de la infinitud
escondida en la primera mitad de la cama.
Sostengo el aire porque en mi sombra no hay nada
no sé qué ha hecho el sol conmigo sobre la tierra.
Solo el poema que ahora leo. Tu poema.
El de la luna durmiendo contigo
mientras me quedo con los ojos llenos
de noches sin sueño. Sin almohada.

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